domingo, 12 de julio de 2015

Crean paneles solares que se protegen para combatir las altas temperaturas



Los materiales son absorbentes en el espectro solar y reflexivos en el rango infrarrojo

Los materiales inteligentes están revolucionando el sector de los colectores solares térmicos. Un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, ha desarrollado un recubrimiento que es capaz tanto de absorber calor, como de repelerlo. Imperceptible para el ojo humano, esta cobertura evita el exceso de producción de energía y el sobrecalentamiento de la instalación. Por Patricia Pérez.




El color reacciona y cambia con el calor. Fuente: EPFL
El color reacciona y cambia con el calor. Fuente: EPFL 
 
Los paneles solares térmicos se utilizan para producir agua caliente y contribuir a la calefacción del hogar. Durante las temporadas más frías toda la energía que absorben es útil.

Sin embargo, en verano, los colectores tienden a acumular un exceso de calor, lo que se origina cuando existe demasiada captación solar en relación al consumo que se hace de la energía obtenida. Cuando esto ocurre los colectores retienen el calor que no se ha evacuado y elevan su temperatura hasta niveles que pueden resultar peligrosos para la instalación.

Para tratar de evitar ese problema, un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, ha desarrollado un material inteligente que cambia sus propiedades en función de la temperatura. Así, en caso de sobrecalentamiento durante el verano, este nuevo material permitiría al colector deshacerse del exceso de energía mediante la radiación de la misma.

La investigación, dirigida por el profesor Andreas Schüler, acaba de publicarse en la revista especializada Solar Energy. Su lanzamiento se sumaría a otros materiales inteligentes integrados ya en otros sistemas de energías renovables, lo que ha contribuido a aumentar tanto la eficiencia ambiental como energética de diseños convencionales.

Dopaje

Como explica la EPFL en un comunicado, los tanques y el resto de elementos del equipo solar tienen que soportar temperaturas muy altas -a veces superan los 80⁰- varias veces durante cada verano. Con el tiempo, el fluido de transferencia de calor se degrada. Los sensores, el aislamiento térmico y la capa absorbente sufren y se vuelven menos eficientes.

Un panel solar "ideal" debe ser capaz de absorber el calor hasta un punto y luego repeler los rayos del sol, como si de un espejo se tratara, para evitar el sobrecalentamiento. "Un espejo no absorbe el calor. Es por eso que las mantas de rescate de montaña tienen un recubrimiento de aluminio. Pero también necesitamos elementos absorbentes", explica Schüler.

El laboratorio de la EPFL se centra en optimizar la temperatura de transición a través de un "dopaje" que se adapta al material. El resultado es un componente inteligente, imperceptible a simple vista, que debe comportarse como un "buen" semiconductor a temperaturas más bajas y como "mal" conductor metálico a temperaturas más altas. "Con una capa de este material sobre un sustrato metálico se puede obtener una superficie con una emisividad térmica baja en estado frío y alta emisividad térmica en uno caliente”, señala el investigador.

Energía en alza

El equipo trabaja específicamente en materiales que son absorbentes en el espectro solar y reflexivos en el rango infrarrojo, una distinción que se puede hacer según la longitud de onda, lo que se conoce como efecto selectivo.

Precisamente la innovación de este proyecto es la combinación exitosa de un efecto selectivo con una función termocrómica, por la cual el color reacciona y cambia con el calor, un cambio de fase que se produce a partir de 68⁰.

Como consecuencia, el nuevo material desarrollado en el laboratorio permite una absorción eficiente de la energía solar, al tiempo que reduce el impacto del recalentamiento.

Actualmente, la Unión Europea es el segundo territorio, tras China, en instalaciones de energía solar térmica. Según un informe de la Comisión Europea sobre la evolución de las energías renovables en la UE publicado recientemente, la solar térmica cubre ya el 17 por ciento de las necesidades de climatización, una cifra que va en alza, aunque tiene un potencial de crecimiento mucho mayor.

Estos datos ponen de relieve los retos y oportunidades aún por explorar para alcanzar los objetivos de 2020, que incluyen compromisos como cubrir al menos un 20 por ciento del consumo total de energía de la UE con energías renovables. De esta forma, se pretende no sólo reducir la dependencia exterior de la UE en su abastecimiento energético, sino también impulsar medidas en la lucha frente al cambio climático.

Referencia bibliográfica:

Antonio Paone, et al. Temperature-dependent multiangle FTIR NIR–MIR ellipsometry of thermochromic VO2 and V1−xWxO2 films.  Solar Energy (2015). DOI: 10.1016/j.solener.2015.05.020 
 
FUENTE www.tendencias21.net
 
 

domingo, 25 de enero de 2015

Una investigación alerta del riesgo de colapso global


Muestra que nos acercamos peligrosamente a las predicciones del informe “Los límites del crecimiento”, publicado en 1972



El informe “Los límites del crecimiento” alertó en 1972 de la deriva catastrófica que seguiría la humanidad de mantenerse en la misma línea de producción y explotación de recursos durante muchos años. Una investigación de la Universidad de Melbourne revela ahora que las previsiones de 1972 se parecen demasiado a la realidad.

Los límites del crecimiento (en inglés The Limits to Growth) fue un informe encargado al MIT por el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo. La autora principal del informe, en el que colaboraron 17 profesionales, fue Donella Meadows, científica ambiental, especializada en dinámica de sistemas. 

En Los límites del crecimiento se exponían los resultados de un modelo computacional -realizado con los datos disponibles hasta 1970- sobre la economía y el medio ambiente mundial. En este se incluyeron factores como la industrialización, la población, la alimentación, el uso de los recursos o la contaminación. 

Además, el libro mostraba una serie de escenarios hasta 2100, considerando diversas posibilidades de acción humana (que nuestra especie tomase o no medidas ambientales y de recursos); y predecía que, si no se tomaban medidas en este sentido, antes del año 2070 se produciría un "colapso" en la economía, el medio ambiente y la población. 

Ahora, una investigación de la Universidad de Melbourne (Australia) señala que las peores previsiones del modelo serían exactas y que, si seguimos en la misma línea de desarrollo,  cabe esperar que las primeras etapas del colapso global empiecen a aparecer pronto, informa The Guardian. 

Para alcanzar esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Melbourne revisaron los escenarios planteados por Los límites del crecimiento en 1972, y los compararon con la realidad de datos actuales de la ONU (departamento de asuntos sociales y económicos, Unesco, organización para la agricultura y la alimentación y libro anual de estadísticas de la Organización); de la administración atmosférica y oceánica de Estados Unidos o de las estadísticas BP, entre otras fuentes. 

Los resultados de esta comparación muestran que el mundo está siguiendo muy de cerca el peor de los escenarios planteado por  Los límites del crecimiento (el escenario "business-as-usual"), y no otros de los escenarios posibles.

Los investigadores del MIT señalaron en 1972 que la creciente población y las demandas de riqueza material conducirían a una mayor producción industrial y a una mayor contaminación; algo que realmente está sucediendo. 
  
Por otra parte, el modelo de 1972 señalaba el agotamiento de los recursos a un ritmo rápido; un incremento de alimentos per cápita y un rápido aumento de la población mundial. 

Llegados a este punto, según Los límites del crecimiento, los recursos serían cada vez más caros, por su agotamiento. Y, a medida que hubiese que destinar más y más capital a su extracción, la producción industrial per cápita comenzaría a decaer (esto sucedería, según el libro, a partir de 2015). 

Por otra parte, a medida que aumentase la contaminación y los gastos industriales en agricultura decayesen, la producción de alimentos per cápita también se reduciría. Los servicios de salud y educación se recortarían, algo que, en combinación, podría provocar un aumento de las tasas de mortalidad para 2020. 
  
La población mundial comenzaría a reducirse hacia 2030, en cerca de 500 millones de personas por década. Y las condiciones de vida caerían a niveles similares a los de principios de 1900. El libro advertía por último de que las emisiones de dióxido de carbono sin control tendrían un "efecto climatológico", a través de "calentamiento de la atmósfera". 
  
Aunque los gráficos desarrollados por los expertos de la Universidad de Melbourne no muestran pruebas de colapso a partir de 2010 (eso sí, el crecimiento ya se ha estancado en algunas zonas), los investigadores consideran que las primeras etapas de la decadencia podrían haber comenzado ya. 
  
La crisis financiera mundial de 2007 y 2008 (que aún vivimos) y el malestar económico actual podrían ser un presagio de las consecuencias de la escasez de recursos, afirman. Por otro lado, el tema del pico petrolero (momento en el cual se alcanza la tasa máxima de extracción de petróleo global y tras el cual la tasa de producción entra en un declive terminal) resulta crítico; y se piensa que podría ser el catalizador para el colapso global. 
  
Voz de alarma 
  
A pesar de todo, los científicos de Melbourne señalan que “nuestra investigación no indica que el colapso de la economía mundial, el medio ambiente y la población sea una certeza”. “Podrían estallar guerras; pero también podría establecerse un verdadero liderazgo medioambiental mundial ”. 
  
De hecho, en las últimas décadas se han generado múltiples planteamientos alternativos sobre producción, energía, agricultura, crecimiento, etc. que hacen pensar en el desarrollo de un nuevo paradigma, centrado en la idea expresada por el economista francés René Passet en los siguientes términos: “toda la economía debe inscribirse al servicio de lo humano y lo viviente”. 

Sin embargo, “nuestros hallazgos deben hacer sonar la alarma”, afirman los científicos australianos, porque “parece poco probable que la búsqueda de un crecimiento cada vez mayor pueda continuar sin efectos negativos graves, que podrían llegar antes de lo que pensamos”. 
  
Revisiones previas 

En 1992, 20 años después de la publicación del informe original, se actualizó y publicó una nueva versión del informe Los límites del crecimiento, bajo el título Más allá de los límites del crecimiento, en la que ya se exponía que la humanidad había superado la capacidad de carga del planeta para sostener su población. 
  
En 2012, se editó además en francés el libro Les limites à la croissance (dans un monde fini), última edición de Los límites del crecimiento. En esta edición los autores presentaban datos fiables en numerosas áreas (el clima y la biosfera, en particular), según los cuáles ya estaríamos en los límites físicos.

Fuente: www.tendencias21.net