domingo, 27 de octubre de 2013

Los consumidores quieren conocer cada vez mejor los alimentos que comen. Sustentabilidad Ambiental


Según una encuesta realizada en La Rioja, el 87% considera importante saber la procedencia y otros datos de los productos que compran

Un estudio realizado en La Rioja ha comprobado que los consumidores cada vez consideran más importante el conocimiento de los alimentos, tanto su procedencia, como su modo de producción, y otros aspectos culturales. Un 87% de los encuestados lo considera "importante" o "muy importante.




En el futuro, una de las claves al elegir nuestros alimentos será el mensaje que estos nos transmitan: su identidad, origen, autenticidad, quién y cómo los produce, cuáles son sus propiedades... Así lo indica el estudio piloto Creencias, comportamientos y tendencias del consumidor español 2020 desarrollado por el Sistema Integrado en Red de Prospección Análisis y Divulgación de Pautas de Consumo (SIRPAC). 

La Red SIRPAC, promovida por la Asociación Cluster Food+i, está formada por tres instituciones de referencia en análisis e investigación agroalimentaria: AZTI-Tecnalia; el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias de la Generalitat de Cataluña (IRTA), y los Centros Tecnológicos de la Industria Cárnica y de Innovación y Tecnología Alimentaria de La Rioja (CTIC-CITA). 

Según señala este estudio piloto realizado con consumidores riojanos, el 87% de los encuestados considera “importante” o “muy importante” conocer datos puntuales acerca de los alimentos, como su lugar de procedencia, cómo han sido producidos y procesados o las tradiciones y aspectos culturales que llevan asociados.

“El consumidor está cada vez más informado y preocupado por la historia que hay detrás de cada alimento –explica Elena Romero, investigadora de la Asociación Cluster Food+i y responsable del estudio, en la nota de prensa de CTIC-CITA recogida por SINC–. Demanda información detallada y veraz, la comparte en las redes sociales, ya no es tan crédulo”. 

Romero destaca, además, la creencia generalizada de que “disfrutar de la comida no es solo alimentarse, sino ser innovador y descubrir nuevas experiencias placenteras a través de los cinco sentidos”. Por eso, se intentan crear “momentos de calidad” y comer sin prisas, aunque a veces esto choque con un ritmo de vida que nos lleva a consumir productos cómodos, flexibles y fáciles de preparar. 

El estudio indica que cada vez más los consumidores valoran en sus compras la mayor calidad y compromiso con el medio ambiente de los productos locales. Además, un 74% de los encuestados afirman que tratan de escoger el menú en función de sus invitados. Un 84% de las mujeres lo consideran “de vital importancia”, frente al 64% de los hombres.

Según la responsable del estudio, “la conclusión global nos acerca al perfil del futuro consumidor: más informado y preocupado por la autenticidad de los alimentos, su origen, procesado, sostenibilidad medioambiental y efectos sobre la salud”. 

Este estudio piloto valida a nivel regional las tendencias de consumo alimentario identificadas en un estudio previo por AZTI-Tecnalia, y que servirá para que las empresas agroalimentarias puedan anticiparse a los comportamientos de consumo previsibles en 2020. 

Dicho estudio identifica ocho tendencias de consumo alimentario: food telling (alimentos con mensaje), super sense (experiencia multisensorial), slowcal (consumo de calidad, sostenible y cercano), here&now (aquí y ahora), eater tainment (experiencia alimentaria), my health (salud personalizada) y ego food (expresión alimentaria).

FUENTE: www.tendencias21.net  

domingo, 20 de octubre de 2013

Los árboles reaccionan de maneras diversas al cambio climático


Muchas especies no se ajustan bien a las predicciones teóricas de respuesta al aumento de la temperatura, revela un estudio

Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales, adscrito al CSIC, ha comprobado que los árboles reaccionan de distintas maneras al cambio climático. Los investigadores pusieron a prueba su hipótesis de que, a medida que aumenta la temperatura global, los árboles van naciendo a una mayor altura para asegurarse una temperatura "ideal". Sin embargo, sólo una de las siete especies estudiadas siguió este patrón, mientras que tres se comportaron justo al contrario, y otras tres más parecieron no seguir ninguna regla.



Uno de los mayores retos en ecología es predecir la respuesta de las diferentes especies al cambio climático. Su impacto se ha constatado tanto en animales como en plantas y existen evidencias de sus efectos en la fenología, fisiología y distribución de muchas especies. 

En el caso concreto de los árboles, por ejemplo, la altitud media del haya (Fagus sylvatica) en España se ha elevado 70 metros en los últimos 55 años. 

Sin embargo, a pesar de que existen modelos muy elaborados sobre el modo en que el calentamiento climático afectará al conjunto de la biodiversidad, muchas especies parecen no ajustarse bien a las predicciones teóricas. 

Medir los impactos del cambio climático en los árboles es difícil porque hay pocos inventarios forestales periódicos para estudiar cómo se ha modificado la distribución de las especies a lo largo del tiempo. Una aproximación alternativa consiste en investigar como se distribuyen las especies en altitud, ya que las variaciones en altitud reproducen los cambios climáticos pronosticados en temperatura. 

Para conocer cómo están respondiendo los bosques europeos al cambio climático, un equipo liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado los cambios recientes en la distribución de siete de las principales especies de árboles en Europa. 

El estudio, publicado en la revista Global Change Biology, compara las diferencias en la distribución altitudinal entre individuos jóvenes y adultos de dichas especies, a lo largo de un rango de latitud que va desde el sur de España hasta el norte de Suecia. 

Asumiendo que la temperatura era más baja cuando se establecieron los árboles adultos, se esperaba que los juveniles fueran más abundantes a mayor altitud, ya que en este caso se establecieron cuando el clima era más cálido. 

Una limitación de esta aproximación es que la sensibilidad a la temperatura y la capacidad de respuesta es diferente entre ejemplares jóvenes y adultos de la misma especie. Aun así, los investigadores consideran que esta aproximación puede ser válida para estudiar los cambios en la demografía y en la distribución inducidos por el clima.

Los resultados obtenidos en el estudio contradicen las predicciones teóricas, lo que indica que las respuestas de los árboles al cambio climático son complejas, explican los autores de la investigación.
Los resultados obtenidos en el estudio contradicen las predicciones teóricas, lo que indica que las respuestas de los árboles al cambio climático son complejas, explican los autores de la investigación. 

Resultados no concluyentes 

La temperatura media en el área de estudio se ha incrementado en 0,86 grados centígrados en la última década si se compara con los 30 años previos. Sin embargo, sólo el abeto (Abies alba) se ajustó a las predicciones del modelo, observándose una mayor abundancia de juveniles que de adultos a altitudes superiores. 

Por el contrario, el haya, la pícea común (Picea abies) y el pino silvestre (Pinus sylvestris) mostraron el patrón opuesto; mientras que en la encina (Quercus ilex), el falso plátano (Acer pseudoplatanus) y el roble albar (Quercus petraea) no se detectaron cambios en la distribución. 

El investigador del MNCN Fernando Valladares señala en el blog de la institución: "Nuestros resultados contradicen las predicciones teóricas. Esto indica que las respuestas de los árboles al cambio climático son complejas y están condicionadas no sólo por factores ambientales, sino también por procesos internos relacionados con la ontogenia y la demografía de las distintas especies de arbóreas".

Referencia bibliográfica: 

Rabasa, S. G., Granda, E., Benavides, R., Kunstler, G. , Espelta J. M., Ogaya, R., Peñuelas, J., Scherer-Lorenzen, M., Gil, W., Grodzki, W., Ambrozy, S., Bergh, J., Hódar, J. A., Zamora, R., Valladares, F. Disparity in elevational shifts of European trees in response to recent climate warming.. Global Change Biology (2013). DOI: 10.1111/gcb.12220.

FUENTE: www.tendencias21.net

Los árboles piden socorro a los pájaros cuando sufren una plagas


La comunicación se hace a través de señales químicas, revela una investigación

Investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) y del Centro de Ecología Terrestre (NIOO) de los Países Bajos han descubierto que, ante el ataque de orugas, los árboles liberan los mismos compuestos volátiles que las aves depredadoras usan para encontrar a sus presas. De esta forma, atraen a las aves hasta ellos para que éstas se alimenten de los insectos que los atacan, y así los liberen de su mal.




Investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) y del Centro de Ecología Terrestre (NIOO) de los Países Bajos han descubierto que las aves que se alimentan de insectos se sienten atraídas por los árboles infectados por orugas de mariposa (lepidópteras) y el mecanismo responsable de este comportamiento. 

“Ante el ataque de las orugas, las plantas desarrollan una respuesta de defensa que incluye la liberación de compuestos volátiles que las aves depredadoras usan para encontrar a sus presas”, declara a SINC Luisa Amo de Paz, autora principal del estudio e investigadora de la EEZA-CSIC. “Este fenómeno se había estudiado en artrópodos depredadores, pero apenas en aves insectívoras, a pesar de que son uno de los depredadores más importantes de insectos”, continúa. 

Una llamada química 

Para conocer este mecanismo, los científicos hicieron diversos experimentos con carboneros comunes, Parus major. Dejaron elegir a las aves entre un árbol infectado por orugas lepidópteras y otro no infectado. Asimismo, en los experimentos quitaron cualquier resto químico de las orugas para poder concluir que las aves están atraídas por las señales químicas que emite el árbol, y no por ninguna señal que dejen los gusanos. 

“Nuestros resultados mostraron que los carboneros comunes son capaces de discriminar entre árboles infectados por orugas y árboles no infectados, ya que observamos que las aves visitaron por primera vez el árbol infectado y además realizaron un mayor número de visitas al árbol que tenía orugas que al árbol no infectado”, apunta la investigadora. 

Las aves se sintieron atraídas por los árboles infectados incluso cuando, justo antes del experimento, les retiramos las orugas y las hojas dañadas por ellas, lo que demuestra que las aves reciben una señal del árbol infectado para reconocerlo. Los árboles infectados y no infectados difirieron tanto en la emisión de compuestos volátiles, como en la coloración de las hojas. Tanto la vista como el olfato podrían estar implicados en la discriminación de las aves. 

“Sin embargo, realizamos un segundo experimento para conocer qué tipo de señal usaban las aves. En este experimento ofrecimos a los carboneros ambas señales aisladas y observamos que la atracción por los árboles infectados se mantuvo cuando las aves pudieron únicamente oler los árboles, pero no cuando solo podían verlos”, señala Amo de Paz. Este hecho implica que las aves pueden oler qué árbol está infectado gracias a las diferencias en los compuestos químicos emitidos por las plantas.

Según la investigadora, esto supone un beneficio para la planta, ya que las aves insectívoras son grandes depredadores y les ayuda a librarse de los insectos. 

Desde el punto de vista del ave, usar las señales químicas de las plantas infectadas también es beneficioso, ya que le proporcionan información acerca de la presencia de su alimento. Esto es especialmente determinante en periodos de cría donde las aves no solo deben encontrar comida para ellas, sino también para sus polluelos. 

“Esta evidencia de la habilidad de las aves insectívoras para utilizar las señales químicas de las plantas es muy importante, teniendo en cuenta que las tasas de depredación de estos animales son mucho más altas que las de artrópodos depredadores. Además, pone de manifiesto la necesidad de considerar a las aves insectívoras en el control biológico de plagas”, concluye Amo de Paz.

Referencia bibliográfica: 

Luisa Amo, Jeroen J. Jansen, Nicole M. van Dam, MarcelDicke y Marcel E. Visser. Birds exploit herbivore-induced plant volatiles to locate herbivorous prey. Ecology Letters (2013). DOI: 10.1111/ele.12177.

FUENTE: www.tendencias21.net